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El ojo de Sevilla

El ojo de Sevilla
miércoles, 30 de julio de 2008
Cuando más tiempo lleva la basura sin tirarse, peor huele. Esto es lo que pasa en el Betis ahora mismo. Fruto del conocidísimo egocentrismo del señor Ruíz de Lopera, esta supuesta venta de acciones es sólo una cortina de humo para autovenderse el paquete mayoritario del club, pues no se entiende que el comprador quiera mantener en la directiva a una persona que no es querida por la afición. Eso se llama debutar y perder por goleada.
Otra hipótesis que puede extraerse de este nuevo circo montado por Don Manué, es que esté ganando tiempo para ocultar sus tejemanejes a la juez que instruye el caso de descapitalización, recomprando sus acciones y limpiando las cuentas del club ante la inminente visita de dos inspectores.
Y la afición sacando su abono. Ese carnet cuyo recibo bancario no pone "Real Betis Balompié S.A.D.", no, sino "Encadesa". Ahí viene la pregunta entonces, ¿me saco el abono este año y le pago 510 € a Encadesa?
Don Manué nos vuelve a engañar. Hay gente que dice: "si no había dinero, ¿cómo que se está fichando tan bien?". Pero señores, el año pasado también se dijo eso de los fichajes y así fue la cosa. El beticismo vuelve a caer en el conformismo ante la más ínfima acción de "la mayoritaria".
Tomen buena nota, esto no se arregla con BSPORT, esto se arregla insistiendo en el "Lopera vete ya" gane o pierda el equipo. Esto se arregla cuando Don Manué se vaya y la gente no le baile el agua y se tape la nariz ante el mal olor. La basura hay que tirarla y Lipasam no es BSPORT.
domingo, 20 de julio de 2008
"Así que tengo delante tu foto, la primera foto que todos los del curso tenemos de tu secreto amor, que estabas allí arriba, inaccesible en tu alto balcón del aire, que te tenían encerrada, muchacha del corral de los Olmos, pero que nos ha llegado tu foto y en su contemplación te escribo, ya tenemos tu perfil renacentista, griego, romano, tartésico, quizá, tan nuestro, tu imagen detenida entre las páginas de un libro de versos con una hoja de azahar que la primavera secó entre lágrimas por la plaza de la Alianza, a tus pies." (Antonio Burgos: "Carta de amor a la Giralda")

Se trata de un emblema. Un icono que define la universalidad de una ciudad. La Giralda es el faro de Sevilla, la guía tutelar de todos los sevillanos.

Cuando el califa Abu Yaqub Yusub ordenó la construcción del alminar, se inspiró en la obra maestra del arte magrebí, la Kutubiya de Marrakech. También es considerada hermana de la Torre Hasan de Rabat.
Sin embargo, la construcción de la Giralda fue más allá que sus predecesoras y acabó convirtiéndose, tras varias remodelaciones, en la torre más alta del mundo y hoy en día es un símbolo reconocido en cualquier lugar del planeta. Tanto es así, que existen 7 copias que van desde Kansas a Badajoz. Dos de éstas no son copias fidedignas, sino que al igual que pasó con la construcción de la Giralda en su momento, las "giraldas" de Carmona y Écija son torres de iglesias que han sido inspiradas en la sevillana.

La "giraldilla" de Carmona
Es la torre de la iglesia de San Pedro, cercana a la Puerta de Sevilla y construída en el siglo XV sobre la antigua ermita de la Virgen de la Antigua. En el exterior de la iglesia destaca la torre, que se construyó a imitación de la Giralda de Sevilla. La construcción de esta torre finalizó en el año 1783, y fue coronada por el Girardillo. La torre es conocida como la Giraldilla por su parecido con la original sevillana.

Santa María de Écija
En la "Ciudad de las Torres", adosada a la portada principal de la parroquia de Santa María, en la plaza de su mismo nombre, en el centro de la ciudad y a cuyos pies se encuentra el monumento dedicado a la patrona de la ciudad, la Virgen del Valle, se levanta una poderosa torre que recuerda en el cuerpo de campanas a la Giralda, aunque barroquizada a fuerza de azulejería romboidal y labores de cantería en el siglo XVIII. Se trata de la torre más alta de la ciudad de Écija y fue construida bajo una fuerte inspiración de la Giralda.

La Giralda de Kansas City
En las afueras de la ciudad, esta versión de la original forma parte de un centro comercial. En este singular edificio, parece ser que no sólo plagiaron la construcción de la que hablamos, sino que también se inspiraron en otras manifestaciones artísticas de diversos países. A día de hoy, la ciudad norteamericana se encuentra hermanada con la localidad hispalense, encontrándose en la conocida avenida Kansas City sevillana, a modo de monumento, la imagen de un indio cherokee que es copia exacta a una que ya existe en el original centro comercial. Su artífice, el agente inmobiliario J. C. Nichols, concibió en los años veinte uno de los primeros malls de América, donde la población pudiera acercarse a comprar con el coche y al mismo tiempo regocijarse en los patios románticos y extravagancias florales que Nichols "recordaba" de un viaje a España. El resultado abunda en fuentes, grupos escultóricos, carrozas que recuerdan vagamente a la versión Disney de La Cenicienta y azulejos de estilo español (con las habituales confusiones con la cultura mexicana que este adjetivo implica en Estados Unidos). Hasta hace unos años existía una réplica de la Plaza de España de Sevilla en el mismo centro comercial, aunque fue demolida para construir un multicine. The Plaza, como la llaman los nativos (pronunciando "plaadsa"), recibía tradicionalmente más visitantes que ninguna otra parte de la ciudad, como atestigua su aglomeración de ilustres franquicias.
Las giraldas de Miami y Chicago


Al igual que pasa con la Macarena, como devoción universal, en Miami existen dos copias de la Giralda. Desde 1926, el Hotel Biltmores de Miami cuenta con una torre que corona este hotel de lujo de indudable parecido con el alminar hispalense. Por otra parte, en 1925, un arquitecto americano se basó en la Giralda de Sevilla para hacer dos rascacielos, uno en esta misma ciudad y otro en Chicago, conocidos como The Freedom Tower y como The Wrigley Building respectivamente.
El rascacielos de Miami es un homenaje a los cubanos que tuvieron que emigrar a Estados Unidos y mide 77 metros de altura. El Wrigley Building de Chicago, por su parte, está inspirado en la Giralda. Sin embargo, el diseño ornamental del edificio se basa en una adaptación americana de estilo renacentista francés.

La Giralda de Tarragona
Situada en la localidad de L'Arboç del Penedes, esta réplica de la Giralda nació fruto de la admiración del arquitecto Juan Roquer que la diseñó hacia la ciudad de Sevilla. Fue construída en 1902 y, aunque actualmente está cerrada al público por reformas, pronto albergará las instalaciones de un museo.
Según dicen, es la copia más fidedigna de la Giralda de Sevilla. Con gran valor artístico, destaca las columnas y techos con incrustaciones en oro y nácar del Corán. El patio central está inspirado en el patio de los leones de la Alhambra de Granada.

La Giraldilla de Badajoz
Conocida popularmente como La Giraldilla está situada en el mismo centro de la ciudad de Badajoz, en la Plaza de la Soledad, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre y donde, a su vez, recibe culto la patrona de la ciudad. Se construyó en 1935 en homenaje a la torre sevillana por Abel Pinna y es arquitecto Martín Corral y data de 1935. La torre sorprende por su arquitectura neoárabe de estilo regionalista andaluz, mezclándose tejas de cerámica, floreros, azulejería, forja, etc…. Está rematada con el dios Mercurio, símbolo del comercio, en lugar del Giraldillo. Ocupa el lugar dejado por la primera ermita de la Soledad levantada en el S. XVII. La herrería se realizó en los talleres de Carrallo. La obra se levantó como sede de un popular establecimiento comercial "Almacenes La Giralda", propiedad de Manuel Cancho Moreno. Sus hijos, Francisco, José, Manuel y Julián Cancho García gestionaron el negocio hasta su venta a Telefonica que lo restauró. Hoy en día es uno de los monumentos más importantes de Badajoz.

La Giralda de Nueva York
Entre 1890 y 1925, Nueva York tuvo una réplica de la Giralda de Sevilla, un edificio que formaba parte del Madison Square Garden y de la simbología de la ciudad. Su arquitecto, Stanford White, murió asesinado por el marido de su amante en la misma la torre, donde tenía un apartamento. Se trata del segundo edificio construido para albergar el Madison Square Garden, la famosa sala multiusos neoyorquina que lo mismo servía para celebrar combates legendarios de boxeo que convenciones políticas o grandes conciertos de música popular.
La torre era una interpretación simplificada de la Giralda, estando revestida de ladrillos aunque su estructura era de hormigón. Su altura era mayor que el original, superando el centenar de metros y, en lugar del Giraldillo, estaba coronada por una Diana Cazadora. Para esta escultura había servido de modelo una mujer muy bella, Mrs. Evelyn Nesbitt, mujer de un multimillonario llamado Harry Thaw, que mantuvo un apasionado romance con uno de los arquitectos, Stanford White. Era este un hombre muy aficionado a la buena vida y con merecida fama de playboy, lo que le ocasionaría no pocos problemas y acabaría prematuramente con su vida.
Su obra le sobrevivió hasta 1925 cuando fue demolida al ejercer una compañía de seguros una hipoteca impagada. Este derribo generó una oleada de protestas y sensibilizó a la opinión pública norteamericana sobre la necesidad de conservar edificios singulares aunque su antigüedad no fuese notable.
jueves, 17 de julio de 2008


En 2008 se cumplen 40 años de las apariciones que cambiaron el estilo de vida de una pequeña pedanía de Utrera, a 40 kilómetros de Sevilla. Desvelamos lo que ocurrió en realidad, dejando al descubierto las intenciones de sus protagonistas y el montaje que hay detrás de todo.

Todo empezó el 30 de marzo de 1968 en las afueras de la pedanía de Utrera El Palmar de Troya. Cuatro niñas, Rafaela, Ana, Josefa, y Ana caminaban por el campo y en un árbol lentisco vislumbraron la figura de la Virgen María. Asustadas, corrieron al pueblo para contar la aparición. A partir de ahí, numerosas personas del pueblo se acercaron a orar ante el árbol.

Los Videntes
Sin embargo, pronto empezaron a llegar varias personas que se erigían como videntes y a quienes, supuestamente, se les aparecía la Virgen, bajo la advocación del Carmen. Estos videntes fueron elegidos por el pueblo como instrumentos para comunicar los "mensajes divinos". La incultura y analfabetismo que primaba en la pedanía sevillana por aquellos tiempos, hicieron mucho más sencilla la labor a estos personajes. Los principales fueron Rosario Arenillas, Antonio Anillos Martín, Clemente Domínguez Gómez, María Luisa Vila, María Marín, José Navarro, Antonio Romero, Arsenia Llanos y Manuel Fernández, entre otros.
De todos ellos, fue Clemente Domínguez Gómez quien, ayudado por su abogado Manuel Alonso Corral, se convirtió en el líder de todos los videntes. Clemente se estigmatizaba y entraba en éxtasis. Los estigmas visibles eran manchas y heridas sangrantes. La recepción del Niño Jesús en sus brazos era motivo de adoración para todo el pueblo presente. Esto se producía mientras un olor a incienso se daba cita en el lugar extrañamente.
Una vez los videntes se hicieron con el lugar, las cuatro niñas desaparecieron y no se volvió a saber nada más de ellas. Varias teorías circulan, como la que dice que los padres se llevaron rápidamente a las niñas de allí al ver en lo que se estaba convirtiendo aquello. Otra indica que las niñas fueron pagadas para iniciar todo el proceso de “manipulación” al pueblo y, en el momento que llegaron los videntes, se mudaron de El Palmar. El trabajo estaba hecho, la población estaba manipulada.

La Iglesia Palmariana
Ahora sólo quedaba persuadir a las instituciones para que financiaran la construcción de la Basílica de El Palmar, ya que las aportaciones de sus “nuevos seguidores” se habían conseguido. No se sabe cómo iba entrando el dinero y la Basílica fue levantándose poco a poco en la misma finca donde se produjeron las apariciones. Se funda a raíz de todo esto la Iglesia Cristiana Palmariana cuya principal doctrina era y es la separación con la “gran ramera”, es decir, la Iglesia Católica; y la vuelta a los tiempos previos al Concilio Vaticano II. Según un obispo de El Palmar, “la Sinagoga de Satanás tragó la Iglesia de Roma y la verdadera Iglesia de Cristo tenía que huir al desierto”.
Clemente, según indican los Escritos de su Iglesia “por orden de la Santísima Virgen funda la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz”, se autodenomina Papa, bajo el nombre de Gregorio XVII, legítimo sucesor de Pablo VI y canoniza a Franco, José Antonio, Colón y Don Pelayo. Posteriormente haría lo mismo con Adolf Hitler, por el gran número de alemanes que había en la Congregación.
Clemente, para legalizar en España su organización religiosa, se vio obligado a suprimir la palabra Papa en sus estatutos, y convertirla en Jefe de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz. El 4 de enero de 1988, el Tribunal Supremo dictó una sentencia por la que se permitió la inscripción de la Iglesia Cristiana Palmeriana en el Registro de Asociaciones Religiosas.

La Basílica
Al cabo de los años la Basílica se convirtió en una espectacular fortaleza amurallada a la que sólo se podía acceder en momentos muy concretos como Semana Santa o el día de Año Nuevo y siempre vestido con el recato pretentino de la orden: ellas con mantilla o velo que les cubre la cabeza y con falda larga y la camisa abotonada hasta el cuello; y los hombres con pantalones oscuros no vaqueros y camisa y mangas abrochadas completamente.
La actividad en el recinto, rodeado de un muro de unos cinco metros de altura, no ha decaído en los últimos tiempos, y cada tarde entran en la iglesia una docena de furgonetas procedentes de sus inmuebles del centro de Sevilla, que son conducidas por curas. Llevan en su interior a monjas que se tapan las caras con velos y no salen hasta la medianoche. Tras las furgonetas, la comitiva concluye con un potente vehículo de lujo conducido por dos sacerdotes.
Se calcula que la orden tiene varios centenares de religiosos entre curas y monjas de todos los continentes, a pesar de la reciente expulsión de 25 de ellos por desobediencia. La mayoría de los integrantes son americanos y africanos que se encontraban afincados en El Palmar de Troya.

Pedro II
El 21 de marzo de 2005, Lunes Santo, falleció el Papa Gregorio XVII. Antes de morir, nombró como sucesor a Manuel Alonso Corral, su abogado y confidente. Manuel Alonso era obispo de la Iglesia, bajo el nombre de Padre Isidoro María. Está considerado por muchos como el verdadero “cabecilla” de toda la trama de El Palmar de Troya. Cuando fue nombrado Papa, tres días después de la muerte de Clemente, eligió el nombre de Pedro II y el lema “de Cruce Apocalíptica”.
Sin embargo, esta decisión trajo consigo una fractura dentro de la Iglesia Palmariana ya que muchos obispos la abandonaron al conocer el sucesor. Consideran a Pedro II como el Antipapa que usurpa la silla de Papa en El Palmar.

(El artículo "El perfil de Clemente" complementa a éste)


La vida del "Papa"

Nacido en Sevilla el 29 de abril de 1946, Clemente Domínguez fue el producto de una infancia y juventud difíciles, marcadas por las fugas del domicilio paterno y, según confesión de su propia madre, de unas facultades mentales perturbadas.
Su peculiar forma de llevar la contabilidad le hizo abandonar una compañía de seguros en la que trabajó fugazmente antes de emprender junto a Manuel Alonso Corral, su “secretario de estado”, el "camino a la santidad".
En 1969 entró en éxtasis delante de 30.000 personas y se estigmatizó. En 1976 fue nombrado obispo por el arzobispo vietnamita Pedro Martin Ngo-Din Thuc. Poco antes, había quedado ciego a consecuencia de un accidente de automóvil en la autopista Bilbao-Behovia.
En una ocurrencia dijo que la crisis religiosa de la Orden le obligó a vender las joyas de la Virgen, a renunciar a las relaciones sexuales y al milagro de recuperar la visión. Y es que como decía Carlos Cano, “Clemente no te quedes con la gente”.
viernes, 4 de julio de 2008


(Publicado en la revista Pasión en Sevilla de julio/ fotografías del boceto: Kako Rangel)


En la capilla del Museo se encuentra una pequeña talla de un Nazareno que, según los hermanos de la corporación del Lunes Santo, es el boceto que Martínez Montañés realizó para una de las mejores obras escultóricas que existen en Sevilla

Corría el año 1840. La Desamortización de Mendizábal obligaba a exclaustrar la Casa Grande del Convento de la Merced y destinarlo a Museo de Bellas Artes. Dos hermandades, la de Pasión y la del Museo, que convivieron durante más de dos siglos en este monasterio, se encuentran con esa coyuntura. Pasión, que residía dentro del Convento, tuvo que marcharse por segunda vez en veintidós años -antes por la invasión francesa y el expolio que causó a numerosos templos-. El Señor acabó en el domicilio particular de un hermano, la talla de San Juan Evangelista en San Alberto y la Virgen de la Merced en la capilla de la Expiración, contigua a la casa conventual y propiedad de la Hermandad del Museo, perdiéndose los pocos enseres que poseía la corporación. Por su parte, El Museo se acogió a un decreto que le daba derecho a permanecer en la capilla, ya que era de su propiedad, y no de la Orden Mercedaria.
Cuando se exclaustró la Casa Grande muchas de las obras de arte religiosas que residían allí fueron trasladadas a la capilla del Museo. En un inventario que fue realizado en esa época se puede apreciar cómo, desde entonces, se añade al patrimonio de la Hermandad de la Expiración una serie de imágenes como la Virgen del Rosario, el Cristo Atado a la Columna atribuido Jerónimo Hernández o la talla de San Ramón Nonato de Juan de Mesa. Sin embargo, en ningún documento consta la procedencia del pequeño Nazareno que se encuentra en una hornacina en la predela del retablo de la Virgen del Rosario.
Concluye, pues, la etapa de convivencia entre ambas hermandades y nace una de las múltiples leyendas populares de las cofradías sevillanas.

La leyenda
Los hermanos del Museo, dada las semejanzas que este nazareno de 40 centímetros de alto tiene con el Cristo de Pasión, reconocen que “de toda la vida” se ha interpretado en la hermandad que es el boceto original de Martínez Montañés. Sin embargo, la falta de documentación que hay sobre esta talla ni confirma ni desmiente esta leyenda.
Según una conferencia que el reconocido historiador José Hernández Díaz dio en la capilla, este Nazareno pudo ser una donación de la Hermandad de Pasión a su vecina del Museo cuando tuvo que marcharse. Son tantos los vínculos que mantuvieron estas dos corporaciones que hacen reforzar esta hipótesis. De hecho, Celestino López Martínez, haciéndose eco de un testimonio fechado el 29 de mayo de 1607, demuestra que ambas hermandades estuvieron unidas: “La cofradía de la Sagrada Expiración de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de las Mercedes, que ambas están juntas y es todo una misma cosa sita en el monasterio de Nuestra Señora de la Merced y Redención de Cautivos, y en su nombre Juan de Escobar Espindola, hermano mayor, (…), acuerdan el cobro de un tributo impuesto a favor de la cofradía”.
Además, según indica el capiller actual de El Museo, Juan Blázquez, al sacar la imagen de la hornacina y enseñársela a Hernández Díaz éste afirmó rotundamente que se trataba del boceto en cuestión.
Por su parte, el mayordomo 2º de la hermandad, Eloy Grande Guerrero, refutando la teoría de la donación, indica que puede ser que la Hermandad de Pasión reclamase en algún momento la talla, aunque no haya documentos que lo atestigüen.

Contradicciones
Como leyenda popular que es, está llena de contradicciones. Manuel Caballero Pérez, vestidor de la Virgen de las Aguas, entre otras imágenes, es un experto en cuestiones artísticas dadas sus colaboraciones con escultores de la talla de Sebastián Santos Calero, Álvarez Duarte o José María Leal. Además, ha tenido la oportunidad en numerosas ocasiones de vestir al Nazareno de la hornacina y conoce a la perfección su anatomía. Su teoría dista mucho de lo que Hernández Díaz pudo afirmar. Según Caballero, se trata de una magnífica imagen que está tallada en madera completamente, con un tratamiento escultórico lejos del habitual que se suele realizar para hacer bocetos, ya que se usa barro cocido y no suelen presentar tanto nivel de detalle como sí ofrece el pequeño Nazareno. Además, afirma que esta talla parece una escultura procesional y no un boceto.
Lo que sí indica es que la linealidad que presenta la cabeza y los pies del Cristo es similar a la de Pasión, y que tiene unos rasgos muy parecidos, pero que aventurarse a decir que es de Martínez Montañés es complicado.
Jesús Mejías, licenciado en Bellas Artes, relata que “la posición de los pies es exactamente la misma que la del Cristo de Pasión, pero que la expresión y forma de la talla es, incluso, más parecida a la gubia de Montes de Oca como, por ejemplo, la del desaparecido Señor de la Salud de la Hermandad de los Gitanos”.
Otra opinión autorizada es la de Fernando Asancó, historiador de la Hermandad del Museo, que refuta completamente la idea de que pudiera ser el boceto original del Señor de Pasión. “Yo sólo me fio de los documentos –señala- y de ninguna manera puede afirmarse ese hecho. Además, ni siquiera se sabe la procedencia, ni la datación de la imagen”.
Otra hipótesis que pudiera plantearse es que no fuera exactamente un boceto, sino una copia a pequeña escala de la sensacional talla de Martínez Montañés. Esto podría incluirse dentro de la supuesta teoría de Hernández Díaz sobre la donación, ya sea de un particular o de la propia Hermandad de Pasión. Sin embargo, Gabriel Ferreras Romero opina que sí se puede afirmar que no es una réplica en miniatura del Señor de Pasión ejecutada por Martínez Montañés, sino una copia libre realizada por otro escultor a instancias de un devoto del Señor en época posterior a la talla original de este maestro escultor.

Comparación artística de las tallas

Las dos esculturas están completamente talladas en madera policromada y realizadas para vestir.
En cuanto al cabello, se puede apreciar cómo la gubia del supuesto boceto es mucho más lineal y vertical que la de Pasión, cuya traza es ensortijada. También es cierto que al tratarse de una miniatura no presenta un modelado tan detallado. Por otra parte, el mechón derecho es distinto en ambas imágenes y el izquierdo, en Pasión, deja ver la oreja, cosa que no ocurre con el Nazareno del Museo, aunque en las dos imágenes son parecidos.
La frente en ambas efigies es despejada, donde se pueden apreciar las mismas arrugas horizontales y regueros de sangre. Curiosamente, en el ojo derecho presentan el mismo reguero, que es algo especial en la imagen de Pasión con respecto a otras. Sin embargo, el pequeño Nazareno tiene más cantidad que el original.
El entrecejo del Señor de Pasión es más abultado que el de la miniatura, aunque presentan cierto parecido. Los párpados superior e inferior son entrecerrados, aunque el del supuesto boceto es un poco más abierto.
Por su parte, en la nariz tienen características similares. El tabique nasal está más marcado en Pasión aunque la de la miniatura está muy bien trabajada porque marca tanto las fosas nasales como las aletas de la nariz.
En ambos casos los pómulos están hundidos. En la boca presentan el labio inferior muy marcado, con la boca entreabierta, aunque la talla original presenta un nivel de detalle superior en la zona central del labio.
El bigote y la barba de la miniatura están mucho menos trabajados que el de la obra original, aunque en ambos casos exhiben una barba bífida, algo más alargada en Pasión. La tensión muscular del cuello es una característica en las dos imágenes, donde los regueros de sangre están igualmente distribuidos.
Las manos, por su parte, son muy parecidas en ambas imágenes ya que tienen el dedo índice levantado y separado con respecto al anular, tanto en la derecha como en la izquierda. Aunque la cruz es más pequeña en el supuesto esbozo, la forma de cogerla también es muy delicada y similar.
Probablemente en la posición del cuerpo y el torso sea donde presenten la mayor diferencia. Pasión está mucho más girado y encorvado, mientras que la copia es más estática y lineal, es decir, tiene menos movimiento que la talla original y una posición más vertical y frontal.
Lo más característico de ambas imágenes y la razón por la cual se piensa que puede tratarse del boceto original de Martínez Montañés es la posición de los pies. Las dos esculturas tienen una actitud itinerante, donde recae sobre la pierna y pie izquierdo todo el peso de la figura; mientas el pie derecho queda prácticamente al aire, apoyando sólo los dos primeros dedos.
En conclusión, tanto el Señor de Pasión como el Nazareno de la capilla del Museo presentan características morfológicas y estilísticas similares pero, considerando que es una miniatura, no presenta el mismo nivel de detalle ni la misma calidad de realización que la talla original. También se deduce que no es un boceto, sino una copia no fidedigna posterior a la hechura del Señor de Pasión, y con ciertas diferencias.
Lo que sí queda claro es que se trata de una leyenda que no podrá refutarse o afirmarse definitivamente hasta la aparición de algún documento o análisis pormenorizado que así lo acrediten y, por lo tanto, queda inmóvil y abierta a futuras investigaciones.

(El artículo "La imagen del Señor de Pasión" complementa a éste)
(Publicado en la revista Pasión en Sevilla de julio)

Al igual que el supuesto boceto o copia, la imagen de Jesús de Pasión no está documentada. No existe ningún contrato o documento en la hermandad que lo pruebe. Sin embargo, a diferencia con el Nazareno de la capilla del Museo, la atribución es muy cercana y ésta es su historia:
Enero de 1619. Heliodoro Sancho Corbacho publica un testimonio que acredita que la imagen del Señor ya existía antes de esa fecha, ya que se solicita la ejecución de una corona de espinas por parte del escultor Blas Hernández “de la materia y hechura de la que tiene el Cristo Nazareno de la cofradía de la Pasión dentro de la Merced”.
Además de esto, se podría suponer, según el investigador Celestino López Martínez, que no se formalizó ninguna escritura notarial para tallar al Señor, sino que hubiera podido ser un compromiso privado entre la hermandad y el escultor.
El pintor cordobés Antonio Palomino Castro, que nació poco después de haber fallecido Martínez Montañés, indicó que “siempre que salía esta cofradía, el maestro escultor acompañado de sus amigos se presentaba al encuentro de la efigie, admirando haberla ejecutado tan expresiva y devota”. Sin embargo, el testimonio más antiguo sobre la hechura de la imagen es de fray Juan Guerrero, un religioso mercedario que pudo presenciar la entrega del Señor a la Hermandad de Pasión y que realiza este efusivo elogio a la talla y a su autor: “La imagen del Santo Cristo de Pasión, es admiración el ser en un madero esculpido obra tan semejante al natural; no encarezco ni podré lo prodigioso de esta hechura porque cualquier encarecimiento será sin duda muy corto; sólo baste decir es obra de aquel insigne maestro Juan Martínez Montañés, asombro de los siglos presentes y admiración de los por venir”.
La tesis más certera hasta ahora es que a través de fray Juan de Salcedo y Sandoval, prior del Convento de la Merced en esos momentos y cuñado de Martínez Montañés, la Hermandad encargó la imagen al citado escultor.
Según el profesor Bernales Ballesteros se trata de “la más serena representación de Nazareno en el arte hispánico y casi podría decirse que lo es también de la escultura europea”. Y es que, como dijo el arzobispo Antonio Despuig al contemplar la imagen, el único defecto que tiene es que “sólo le falta respirar”.

El autor

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Periodista, licenciado en 2010 por la Universidad de Sevilla. Redactor interino de ABC y de la revista Pasión en Sevilla.

Nueva etapa

Tener un blog debe ir acompañado de tiempo y, sobre todo, ganas. Quizás haya sido la apatía la que ha generado que este espacio haya estado abandonado durante más de nueve meses.

Pero ahora, con un nuevo diseño y otros bríos vuelve a estar activo. He utilizado un programa llamado Artisteer y creo que es el motivo de la repetición de la palabra "Trial". Si alguien sabe cómo arreglarlo, puede enviarme un correo a javiermacias86@gmail.com.

Pido disculpas desde aquí por todo este tiempo y os animo a visitarlo y participar.

Gracias.

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